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Reflexiones sobre “Mi cuerpo es la verdad” – Capítulo del Informe Final de la Comisión de la Verdad

Una de las consideraciones iniciales que se proponen al respecto del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición como mecanismo de documentación y esclarecimiento de lo ocurrido en el marco del conflicto armado colombiano, es que es absolutamente necesario aproximarse a estos hechos para comprender y construir una nueva realidad social. Lo que expone el capítulo “Mi cuerpo es la verdad” al respecto de las mujeres colombianas permite observar claramente la urgencia de continuar nutriendo un análisis feminista a la manera en la que interactúa la guerra con las demás desigualdades estructurales presentes la sociedad colombiana.


El capítulo cuenta con numerosas subsecciones que describen claramente la multiplicidad y el alcance de la violencia patriarcal en el marco de la guerra, al igual que las formas directas y concretas en las que las mujeres reciben este impacto. Se documentan la relación de control al respecto del territorio donde se instrumentalizan los cuerpos de las mujeres, los fenómenos de desplazamiento forzado de mujeres que, entre otras cosas, se las responsabilizan por el cuidado de la familia; la violencia exacerbada a la que se ven expuestas las mujeres indígenas, negras, afro descendientes y campesinas; las violencias sexuales y reproductivas contra las niñas y las mujeres; las violencias que han sufrido las mujeres prostituidas, las violencias que han sufrido mujeres líderes o en cargos públicos; y los impactos sufridos por aquellas que han participado activamente de la guerra, entre varias otras temáticas.


De esta manera, desde la Escuela de Estudios Feministas de Cali se resalta, junto con la valiosa labor de enaltecer las voces de las mujeres que fueron victimizadas, el análisis crítico que propone la Comisión de la Verdad al respecto de las causas estructurales de estas violencias en contra de las mujeres. Al respecto de ello, se propone profundizar la reflexión crítica en relación con dos conceptos en particular: el contínuum de la violencia y la instrumentalización de la mujer en el ámbito del conflicto armado.


El contínuum de la violencia / La paz para las mujeres


Para la comisión, el contínuum de la violencia es una de las 3 dimensiones empleadas para describir la manera en la que se manifiesta el patriarcado en el contexto del conflicto armado. En el capítulo se señala:

El contínuum está asociado a la permanencia de las violencias en la cotidianidad de las mujeres: es eso que aparece cuando ellas dicen que les pasó algo con un guerrillero o con un paramilitar, pero ya les había pasado con su padre, con su abuelo, con su vecino; cuando traen a la memoria la violencia sufrida por sus antecesoras, o cuando cuentan que fueron a denunciar y las maltrataron una vez más (Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, 2022, p. 120)

Cabe resaltar a este respecto, que la jerarquización del hombre sobre la mujer expone a la mujer a violencias que se exacerba en los contextos de la guerra, pero que de igual forma se hayan presentes en la misma. Así pues, para las mujeres, la violencia está presente antes, durante y después de los sucesos de la guerra.


Así, en este capítulo la Comisión señala las maneras en las que esta violencia continua toma dimensiones particulares en los contextos de guerra donde la precarización de los derechos aumenta y la vulnerabilidad estructural se agudiza. No obstante, se resalta aquí el contínuum como un concepto vital para concebir los procesos de paz, ya que, como lo indica La Ruta Pacífica de las Mujeres (2013), la barrera entre la guerra y la paz tiene implicaciones distintas para las mujeres. Para garantizar la no repetición de los hechos violentos en el marco del conflicto armado se debe tomar en cuenta los retos particulares que esto implica para el caso de las mujeres, lo cual implica un compromiso firme y constante para transformar de raíz las estructuras de la realidad social. La violencia de la guerra se hace evidente y es fácil de identificar, la violencia patriarcal, en cambio, está aún normalizada en la mayoría de los contextos sociales y comunitarios. Por lo tanto, es preciso aprender de lo ocurrido en este conflicto armado para seguir develando y denunciando cualquier orden social que subordine a la mujer.


La mujer como instrumento / La mujer como sujeta


En este orden de ideas, en el capítulo señalado “Mi cuerpo es la verdad”, la Comisión relata la forma en que se da un mandato de masculinidad guerrera donde el ejercicio de lo masculino se da como una afirmación de jerarquía respaldada por la estructura de la guerra. Del mismo modo, se dedica toda una subsección a describir la íntima relación entre el patriarcado y el militarismo, al igual que expone de manera particular cómo se han observado estas ideas en las experiencias concretas de las mujeres victimizadas. A este respecto afirma: “En los testimonios de exintegrantes de todos los actores armados, la Comisión encontró referencias explícitas a la utilización de las mujeres como parte de la táctica para «levantar la moral» de los hombres armados” (Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, 2022, p. 120). En este sentido, se resalta cómo la narrativa patriarcal designa al hombre como sujeto digno de ejercer poder y agencia, mientras que la mujer es considerada únicamente en función de los propósitos y deseos de este sujeto hombre.


Adicional a ello, la Comisión relata varios testimonios del conflicto armado colombiano donde se puede observar claramente la forma en la que la mujer es instrumentalizada para dinámicas centradas en el deseo, el propósito y la voluntad de los hombres que lideran la guerra, y de los hombres en general. Como se mencionaba al respecto del contínuum, la falta grave de no considerar a la mujer como una sujeta, como una agente del poder y de su propia voluntad, no es exclusiva de la guerra. Nuevamente, al respecto de los procesos de paz o simplemente de construcción de tejido social, se invita a orientar al pensamiento cotidiano para que sea crítico y ubique a la mujer como centro del ejercicio de consciencia, de deseo, de propósito, y de voluntad, sobre sí misma y sobre su comunidad.

Finalmente, se insta a las lectoras a realizar análisis del documento como mejor les sea posible. Se hace evidente que es muy importante hacer esto para acercarnos a las mujeres y a las demás personas que han vivido, que siguen viviendo, o que sean propensas a vivir las consecuencias de la guerra en Colombia y en el mundo.


Referencias

Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. (2022). Mi cuerpo es la verdad - experiencias de mujeres y personas LGBTIQ+ en el conflicto armado. Recuperado de https://www.comisiondelaverdad.co/mi-cuerpo-es-la-verdad

La Ruta Pacífica de las Mujeres. (2013). La verdad de las mujeres. Bogotá, Colombia: G2 Editores

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